“Sin la dificultad que sufrí con el TDAH, quizá no habría desplegado mi creatividad”

Fernando Palazuelos presenta su nuevo libro: 'Raíz cuadrada de mi cerebro'

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Fernando Palazuelos, autor del libro ‘Raíz cuadrada de mi cerebro’, con un ejemplar del mismo

El escritor, residente en Sestao, publica una obra en la que el protagonista, que tuvo una infancia marcada por el déficit de atención, indaga en su memoria

Fernando Palazuelos presenta su nuevo libro: 'Raíz cuadrada de mi cerebro'

Publicas un nuevo libro, ‘Raíz cuadrada de mi cerebro’. ¿Qué se esconde tras este llamativo título?
Un hombre quiere saber por qué de niño su mente le jugaba malas pasadas y sus ocurrencias le metían en problemas. El hogar de la infancia marcó su temperamento. Pero también intuye que el déficit de atención, que no se conocía cuando él era un crío, le condicionó muchísimo. El título expresa el deseo de indagar en su memoria y a la vez la dificultad inherente de tal empeño.


¿Se ha abordado el TDAH en la literatura?
Hay antecedentes. Tom Sawyer es un ejemplo. Pero se ha tocado de forma tangencial. Yo quería hacer mi propia aportación, y con esta realidad como epicentro o eje vertebral. Eso sí, he añadido buenas dosis de humor. He disfrutado mucho.


¿Fuiste un niño inatento? ¿Cuánto hay de autobiografía en el libro?
Fui inatento, sí. Un alumno mediocre en lo que se refiere a memorización. Pero era eficaz pasando a limpio apuntes, haciendo esquemas y resúmenes, o redactando trabajos y comentarios de texto. Cuando tenía algo más de veinte años, la escritura fue un modo excelente de conjurar el sentimiento de no haber sido un buen estudiante. Aunque Tito y su familia son personajes de ficción, hay pinceladas reales. Eso sí, para la tónica general me he inspirado en sensaciones que yo mismo experimenté.

¿Qué emociones esperas despertar en los lectores?
De niño, un profesor me dijo que nunca llegaría a nada. Tras 30 años de entrega a la literatura, este libro ahonda en esta paradoja: cómo un estudiante inatento pudo desarrollar su potencial para demostrarse a sí mismo que no era un cabeza de chorlito. Esta indagación emotiva es la que deseo compartir. También la pérdida de la inocencia y el pago a pagar por convertirse en adulto.


Eres autor de más de veinte libros, sobre todo novelas. ¿Cómo ha influido el TDAH en tu profesión como escritor?
Sin esa dificultad que sufrí de joven podría haber sido ingeniero o profesor de Literatura (me gustan tanto la literatura como la ingeniería, la arquitectura y la topografía), pero quizá no habría desplegado mi creatividad ni mi imaginación. Fui inatento en la misma medida que he sido observador, agudo, ingenioso. Y tal vez hay que estar de vez en cuando en las nubes para serlo. En muchas situaciones de la vida, ser despistado y olvidadizo te mete en problemas. Pero esas cualidades son el precio a pagar por otras habilidades que afortunadamente también venían en el paquete genético y neuronal que me tocó en suerte. Todo esto pulula por la mente de Tito, igual que ha revoloteado siempre sobre mí. Esa es la clave del libro.

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